La gestión de datos: una peligrosa arma contra la estabilidad democráticaLa gestión de datos: una peligrosa arma contra la estabilidad democrática

La gestión de datos: una peligrosa arma contra la estabilidad democráticaLa gestión de datos: una peligrosa arma contra la estabilidad democrática

Escuchamos casi diariamente que la nueva realidad digital convierte parte de nuestra información en algo público, y los datos que pensábamos que nunca importarían a nadie, como nuestras rutinas diarias, en un valor de interés económico. Pero, ¿quién querría comprar nuestros datos más allá de empresas de moda que buscan ofrecernos la camiseta de nuestros sueños? ¿Es posible que mis horarios o paseos sean de interés institucional, o incluso, militar?

¿Quién querría comprar nuestros datos más allá de empresas de moda que buscan ofrecernos la camiseta de nuestros sueños?

Reflexionando sobre la respuesta acudimos a una entrevista que ofreció en Madrid el letón Janis Sarts, director del Centro de Comunicaciones estratégicas de la OTAN, quien asegura que “el manejo de los datos será en el futuro una amenaza a la seguridad nacional”. El centro que dirige, creado con el objetivo de mejorar la comunicación estratégica dentro de la organización y de las naciones aliadas, pone el foco en alcanzar los fines políticos y militares de la OTAN con el soporte de una comunicación “adecuada, oportuna, precisa y con capacidad de respuesta sobre la evolución de sus funciones, objetivos y misiones”. La entrevista a Starts desvela el alcance político y militar de unas ciberamenazas que suelen ser señaladas como riesgos importantes para la privacidad de las personas y para los resultados de las empresas, pero que no terminan de visibilizarse como potentes armas de control social.

En la foto: en el año 2018 un estudiante australiano localizó mapas de calor de bases secretas militares a través de la aplicación deportiva Strava, sin necesidad de hackeos. Fuente: Twitter

Las ciberamenazas suelen ser señaladas como riesgos importantes para la privacidad de las personas y para los resultados de las empresas, pero que no terminan de visibilizarse como potentes armas de control social.

De esta consideración surge la relevancia que tiene la comunicación estratégica en el espacio digital cuando las instituciones hacen posicionamientos políticos o preparan eventos nacionales con repercusión directa en los países, como unas elecciones. El pistoletazo de salida al debate en torno al manejo de datos durante procesos electorales fue el gran escándalo de las elecciones estadounidenses de 2016, en las que se recogieron numerosos indicios de interferencia de los servicios de inteligencia rusos que incluían el hackeo del Comité Nacional Demócrata (CND), la filtración de documentos a WikiLeaks y la difusión de noticias falsas a través de las redes sociales. 

En la foto: encuesta de la agencia internacional de análisis de datos Economist/YouGov en la que se muestra que un 50% de los estadounidenses creían en 2018 que Rusia sí que había interferido en las elecciones del año 2016. Fuente: YouGov (Twitter @YouGov)

Todo esto evidencia la respuesta a la pregunta que abría este post: sí, es posible. Por eso es esencial que compañías y poderes gubernamentales se protejan y preparen frente a ataques cibernéticos que buscan manipular el comportamiento de sus principales grupos de interés. La implicación de las estrategias digitales y la gestión de datos en un plan integral de reputación permitirá equilibrar la balanza de una realidad cada vez más polarizada, defendiendo los intereses comunes y, en última instancia, consolidando nuestros sistemas democráticos. 

Si te interesa saber más sobre ciberriesgos reputacionales, te invitamos a descargar: “Ciberriesgos y reputación: pautas para anticiparse.

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Autores

Paula García